• Verbal: insultos y motes, menosprecios en público, resaltar defectos físicos, etc. Es el más habitual.
• Psicológico: ahondan en la autoestima del individuo y fomentan su sensación de temor.
• Ciberbullying: es una manifestación del acoso escolar, que se da a través de móviles, internet, redes sociales…La principal causa de que un menor se convierta en agresor es que su proceso de socialización no haya sido el adecuado. Por ejemplo, es a través de la familia donde se adquieren los primeros modelos de comportamiento, que tienen una gran influencia en el resto de relaciones que se establecen con el entorno.
Cuando los niños están expuestos a la violencia familiar, pueden aprender a ver el mundo como si sólo existieran dos papeles: agresor y agredido. Por ello, pueden ver la violencia como la única alternativa a verse convertido en víctima.
Una situación de maltrato del niño por parte de los padres contribuye a deteriorar la interacción familiar y el comportamiento del niño en otros entornos:
• Disminuye la posibilidad de establecer relaciones positivas.
• Se repite crónicamente, haciéndose más grave.
• Se extiende a las diversas relaciones que los miembros de la familia mantienen.
Un importante factor de riesgo de violencia familiar son las condiciones de pobreza y dificultades que de ella se derivan, ya que esto aumenta el estrés de los padres, que muchas veces es superior a su capacidad para afrontarlo. Por eso, son necesarias acciones encaminadas a mejorar las condiciones de vida de familias en graves dificultades económicas.
Otro agente de socialización por el que se ve muy influenciado el menor son los medios de comunicación, sobre todo la televisión, que nos exponen continuamente a la violencia, tanto real (telediarios) como ficticia (películas o series), y por eso son considerados como una de las principales causas que originan la violencia en los niños y jóvenes.
Los comportamientos que los niños observan en televisión influyen en el comportamiento que manifiestan después, por lo que es necesario proteger a los niños de la violencia a la que les expone la televisión e incluso debería plantearse la posibilidad de utilizar la televisión de forma educativa para prevenir la violencia.
La influencia de este medio de comunicación a largo plazo depende del resto de relaciones que el niño establece, ya que interpreta todo lo que le rodea a partir de dichas relaciones. Por eso la violencia no se desarrolla en todos los niños, aunque estén expuestos por igual a la violencia televisiva.
La repetida exposición a la violencia puede producir cierta habituación, con el riesgo de considerarla como algo normal, inevitable y de reducirse la empatía con las víctimas. Es importante promover en los niños la reflexión respecto a la violencia que nos rodea.
El bullying trae consigo consecuencias perjudiciales tanto para las víctimas como para los agresores:
Para la víctima se hace notar con una evidente baja autoestima, actitudes pasivas, trastornos emocionales, problemas psicosomáticos, depresión, ansiedad, pensamientos suicidas, etc. También se suman a eso, la pérdida de interés por las cuestiones relativas a los estudios, lo cual puede desencadenar una situación de fracaso escolar, así como la aparición de trastornos fóbicos de difícil resolución.
Se puede detectar a una víctima de acoso escolar por presentar un constante aspecto contrariado, triste, deprimido, decaído…, por faltar frecuentemente y tener miedo a las clases, o por tener un bajo rendimiento escolar. Aparte de eso relacionado al plano físico, presenta dificultad para conciliar el sueño, dolores en el estómago, el pecho, de cabeza, náuseas y vómitos, llanto constante, etc. Sin embargo, eso no quiere decir que todos los niños que presenten este cuadro estén sufriendo un acoso escolar. Antes de dar un diagnóstico al problema, es necesario que se investigue y se observe más atentamente al niño.
En cuanto a los efectos del bullying sobre los propios agresores, algunos estudios indican que pueden encontrarse en la antesala de las conductas delictivas. También el resto de espectadores, se sienten asustados por la violencia de la que son testigos. Para el agresor, el bullying le dificulta la convivencia con los demás niños, le hace actuar de forma autoritaria y violenta, llegando en muchos casos a convertirse en un delincuente o criminal. Normalmente, se comporta de una forma irritada, impulsiva e intolerante. No saben perder, necesitan imponerse a través del poder, la fuerza y la amenaza, se meten en las discusiones, cogen el material del compañero sin su consentimiento, y exteriorizan constantemente una autoridad exagerada.
Es también conveniente mencionar el perfil que presentan tanto los menores que son agresores y como los que llegan a ser víctimas del acoso escolar.
Las víctimas suelen presentar las siguientes características:
• Baja popularidad entre sus compañeros con los que no logra tener buenas relaciones y es rechazado lo suficiente como para no recibir ayuda de ellos.
• Muchos miedos, el miedo como rasgo de la personalidad, lo que le hace tener una infancia y adolescencia infeliz.
• Temperamento débil y tímido. Falta de asertividad y seguridad.
• Baja autoestima y aumentan las posibilidades del fracaso escolar.
• Sentimiento de culpabilidad, lo que le inhibe para poder comunicar su situación a los demás.
• Tendencia a la depresión, puede fingir enfermedades e incluso provocarlas en su estado de estrés.
• Sobreprotegido por la familia, por lo que carece de habilidades para enfrentarse al mundo.
• Gestos, postura corporal, falta de simpatía y las dificultades en la interpretación del discurso entre iguales son características que les posicionan en la fijación de los agresores.
• De todas formas, cualquiera puede llegar a ser víctima: un buen estudiante, con buen comportamiento, sociable y con buenas relaciones familiares.
Por su parte los agresores presentan el siguiente perfil:
Goza de mayor popularidad y apoyo pero con sentimientos ambivalentes de respeto o miedo.
• Carece del sentimiento de culpabilidad.
• Temperamento impulsivo y agresivo, ira incontrolada.
• Muchos proceden de hogares que se caracterizan por su alta agresividad, violencia y falta de cariño entre la familia.
• Falta de normas y conductas claras y constantes en la familia que no le controla.
• No suele reconocer a la autoridad y transgrede las normas.
• Mal estudiante y sin interés por los estudios, baja autoestima académica.
• Consume alcohol y otras drogas.
• De todas formas, cualquiera se puede sumar al grupo del acosador para evitar ser víctima o marginado del grupo.
Bajo mi punto de vista el tema del bullying es bastante complicado. No es fácil de detectar, pues las víctimas suelen mantenerse en silencio, bien por miedo o bien por vergüenza y no cuentan su problema a nadie, ni a su familia, ni a sus amigos, ni a sus profesores. Por ello creo conveniente para prevenir dicho acoso sensibilizar a la población, mediante charlas, publicidad, etc., sobre qué es el bullying, pues gran parte de la sociedad desconoce su significado, las causas y consecuencias que trae consigo, además lo más interesante sería resaltar la actitud y reacción que manifiestan las víctimas.
Una de dichas medidas de prevención puede ser la creación del Plan de Convivencia, como comentaron mis compañeras. Y como medidas de actuación podemos mencionar las “Guías para el equipo docente”, donde se establecen pautas e información sobre cómo actuar ante el acoso escolar.
Pienso que la figura del educador en este ámbito es muy importante, tanto para prevenir (sensibilizando a la sociedad), como para intervenir (con los agresores, las víctimas, las familias de ambos, el profesorado…).
Me parece una temática muy interesante, pero a la vez muy difícil de atender. En este video aparece muchos de los aspectos que he mencionado anteriormente como la definición, los tipos de bullying…, aunque de una forma más dinámica pues al mismo tiempo que aparece la teoría también aparecen fotos que ejemplifican.
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